Tras un largo año de trabajo ha llegado el gran día. Durante toda la mañana la Parroquia de San Antonio de Padua se convierte en un trasiego de hermanos y devotos. Los niños del colegio se acercan para contemplar los pasos antes de que salgan a la calle, sintiéndose costaleros por primera vez. Mientras tanto, se ultiman los últimos detalles para vivir la tarde-noche más esperada del año.
¿Cómo, ya?. Son las cinco de la tarde. Es la hora uno del día más feliz de nuestro año. Todos sabemos que en el momento en que empezamos a acercarnos a las puertas de la Parroquia de San Antonio de Padua, todo empieza y todo acaba. A pensar en los que nos ven, en los que ya no están y nos acompañan desde el cielo, en los que vivieron de nuestra mano esta bendita experiencia y sobretodo a disfrutar en hermandad.
El patio del colegio comienza a llenarse de costaleros de ambos pasos preparando sus costales de pasión, mientras hermanos nazarenos y damas de mantilla esperan ansiosos el instante en que se abran de nuevo las puertas del cielo. Rezos, nervios, emoción, ilusión. Es Martes Santo de nuevo.
Fuera de la parroquia, el ambiente se torna expectante. Devotos, familiares y alicantinos comienzan a reunirse, mientras las bandas acuden en pasacalles despertando del sueño a todos los presentes. Ha llegado la hora.
Son las seis y veinte de la tarde. Todo preparado para nuestra manifestación pública anual de fe en la calle. El ambiente anima a la nostalgia. Últimas peticiones a nuestros Sagrados Titulares, siempre recordando a aquellos que nos faltan.
Se abren las puertas del templo. Un bullicio de sol radiante ilumina la penumbra y despierta del sueño a todos los presentes. Ahora si es realidad. La plena luz del día nos permite apreciar el crecimiento patrimonial y de hermanos de la cofradía.
Asoma la cruz de guía de caoba y plata, flanqueada por faroles de gran belleza. Cofradía de colegio, desde 1946 erigida. Los más pequeños comienzan la andadura de la estación de penitencia, algunos de ellos por primera vez. Estandartes franciscanos, símbolo de nuestra identidad.
Mientras tanto, Jesús mira hacia el suelo. Reo es de muerte. Con ánimo sereno espera el veredicto de Pilato. La humildad franciscana tatuada en su mirada baja. ¡Aquí tenéis al hombre!. Mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hallo en él. Los alicantinos, tampoco lo encuentran y de ahí la devoción que despierta en los vecinos del barrio de Santa Isabel.
Ya asoman los ciriales. El cuerpo de acólitos que precede al paso de misterio hace presencia. Suenan los primeros sones de la agrupación musical y el Señor comienza a bendecir a Alicante entre una nube de incienso. Se escuchan los primeros aplausos en la plaza de les Oliveretes. El rey de San Antonio de Padua ya está en la calle. La emoción rota en el cante de una saeta. Poco a poco la izquierda alante, la derecha atrás. Pilato presenta a Jesús al pueblo levantino. De costero a costero con mecida elegante el paso de misterio avanza mientras al Hijo de Dios un sayón lo ata sin miramientos y un romano de macareno plumero vigila.
Devoción de un barrio. Portando velas y rosarios, las promesas dolientes junto a ti van rezando. Y tras Él, de nuevo la pausa en el tiempo. Crece la expectación. Túnicas granate y negro comienzan a cruzar el dintel de la puerta. Los hermanos nazarenos adultos iluminan la llegada de la madre de Dios.
María se dispone a derramar lágrimas de amargura, lágrimas por un inocente ante el que se lavaron las manos. Bajo palio, oración franciscana a su Cristo de la Canyeta. Su belleza cautiva, su elegancia emociona. Clavadas las rodillas al suelo, gran esfuerzo de los costaleros para salvar la altura de la puerta. Aplausos, saetas y una lluvia de pétalos para la Reina de San Antonio. Y la Hermandad rompe en alegría, ya toda ella está en la calle. Esperan casi seis horas de procesión donde cada instante es un momento especial para cada situación y cada persona.
Cuando comienza a caer la tarde, la cofradía se encuentra en plena ebullición en su barrio. El discurrir por el entorno del Mercado Central deja huella en la retina y es excelente preludio del paso por Carrera Oficial, donde se comienza a sentir de nuevo que todo empieza y acaba. Las revirás en Poeta Quintana y Capitán Segarra, el paso por la Rambla, el portal de Elche, toca volver a casa.
Y llega el final. Todos queríamos que llegase pero ninguno quería que se fuese. Se esfumó. Unas horas que en un día cualquiera parecerían eternas se convierten en breves instantes entrelazados donde el minutero parece ir más rápido que nunca.
Cuando ya es la media noche, es entonces que la Cofradía llega a casa. La plaza vuelve a estar abarrotada. El Hijo espera a su Madre al Encuentro, para fundirse en un alboroto de alegría. Finalmente, los últimos cirios se apagan, pero su llama sigue latente en nuestros corazones soñando con un nuevo Martes Santo.
Texto: Carlos Javier Pelegrín Perete
Fotografías: archivo de la Cofradía y Junta Mayor de Hermandades y Cofradías
Horarios: Salida: 18:20 h. Carrera Oficial: 20:30 h. Recogida: 00:15 h.
Itinerario: Parroquia San Antonio de Padua (Franciscanos) 18:30 horas, Poeta Carmelo Calvo, José Gutiérrez Petén, Poeta Quintana, Capitán Segarra, Alfonso X el Sabio, Castaños, Plaza Ruperto Chapí, Duque de Zaragoza, Venia, Rambla, Portal de Elche (zona peatonal), Bailén, Cándida Jimeno Gargallo, San Ildefonso, Bazán, Alfonso X el Sabio, José Gutiérrez Petén, Poeta Carmelo Calvo y Parroquia San Antonio de Padua (Franciscanos) 00:15 horas
Lugares Recomendados: Asistir a la salida de los tronos de su parroquia por la estrechez de la puerta (18.30 horas). Ver doble revirá García Morato, Quintana y Capitán Segarra (19.40 horas). Discurrir de la Cofradía por el entorno del Teatro Principal y Carrera Oficial (20.30 horas). A la entrada, emotivo Encuentro entre sus dos pasos (00.15 horas).
Número de socios: Aproximadamente unos 300 hermanos acompañan a nuestros Titulares cada Martes Santo (130 nazarenos, 90 costaleros y 35 damas de mantilla)
Indumentaria: túnica negra con botonadura rojo cardenal, capa y capirote rojo cardenal, emblema bordado en la parte delantera inferior del capirote, cíngulo rojo cardenal, guantes y calcetines blancos, y zapatos negros.
Capataces: Carlos Javier Pelegrín González en el Stmo. Ecce-Homo; y Víctor Ruíz Ñeco en Ntra. Sra. de la Amargura
Vestidor: Alejandro Valera Mateo
Camareras: Rosa Ballestrín Martínez, Carmen Perete Colón, Pilar Alonso Hernández, Raquel Jiménez Sabater y María Dolores Murcia Marín
Costaleros: Cuadrilla de la Cofradía. El número de costaleros que portan el paso de misterio del Stmo. Ecce-Homo es de 35, mientras que el paso de Ntra. Sra. de la Amargura es de 28, siendo la cuadrilla mixta
Música: Agrupación Musical Stmo. Cristo de la Buena Muerte y María Stma. del Monte de Guardamar del Segura tras el misterio y Agrupación Musical La Nova de Banyeres de Mariola en la Virgen
Adorno floral: Víctor Ruiz Ñeco y miembros de la Cofradía